Siria La dramática historia del refugiado sirio de 92 años  Abdel Taktak representa un emblema de lo que ocurre actualmente con decenas de miles de personas que escapan del flagelo de la guerra. La historia de un sirio de 92 años que huyó de la guerra que desangra a su país, conmovió a Italia y a Europa entera. Abdel se embarcó en una "carreta del mar", fue rescatado y se convirtió en el refugiado más viejo jamás llegado a la península. "Estoy bien, sólo un poco cansado", fue lo primero que le dijo Abdel Fahim Taktak a sor Terezhina y sor Angelina, dos monjas misioneras enviadas por el papa Francisco a Sicilia para ayudar en la emergencia inmigratoria.
Cuando Abdel fue socorrido por los marineros de la nave Dattilo, de la guardia costera italiana, no podían creer lo que veían. El anciano estaba en una barcaza a la deriva en el Canal de Sicilia, hacinado junto con otros 234 migrantes en fuga, bajo un sol abrasador. "Parecía una estatua de sal y tuvimos que subirlo con un montacargas", contó un socorrista.
Como una expresión de decenas de miles de personas que eligen ese destino, a los 92 años Abdel decidió seguir a su familia -su hijo, su nuera y sus sobrinos de seis, cuatro y dos años- y dejar su tierra por un futuro mejor.
Abdel está ahora en una casona de campo que recibe a inmigrantes en Noto, en la campiña que rodea la ciudad de Siracusa. Como muchos otros, junto con su familia se recupera de un viaje de pesadilla, y está a la espera de que le otorguen los papeles para poder seguir viaje a Alemania, donde vive su hermana.
"Ya estoy viejo, pero si enfrenté este viaje, es para intentar cumplir el último deseo de mi vida: volver a abrazar a mi hermana", dijo Abdel, entrevistado por el diario La Repubblica. "Quiero que sea ella la que me cuide en lo que me queda de vida. Mi hijo y su familia podrán volver a empezar de cero. Si logré llegar hasta aquí en un barco, también lograré llegar hasta Alemania. Pero les pido ayuda a los italianos. Les ruego: ayúdenme", agregó.
Abdel habla muy despacio, con un hilo de voz, al contar su historia: "Escapamos de Siria en un furgón que nos llevó hasta Egipto. Mi hijo había encontrado el contacto justo. Esperamos nuestro turno y después partimos desde una playa egipcia. En ese pesquero éramos muchísimos, más de 200. Muchas mujeres, chicos. Estuvimos en el mar cinco días y seis noches. Me sentí mal, pensé que iba a morir, rezaba. Cuando finalmente fuimos rescatados y toqué tierra, me sentaron en una silla de ruedas, pero yo enseguida dije que todavía podía caminar. Sólo estoy muy cansado, necesito dormir", contó.
Aunque en la casona de campo donde fue hospedado le dieron ropa nueva, Abdel sólo aceptó la interior y sigue vistiendo su túnica tradicional. "Nos tratan muy bien aquí, estoy feliz de poder dormir junto a mis sobrinos, pero tengo que seguir viaje junto con mi familia. ¿No nos detendrán, verdad? Estoy viejo y pido ayuda a quien pueda dármela al llegar a Alemania."
Fuente:infonews
Miércoles, 3 de junio de 2015
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