Sociedad
Intento de Magnicidio: Cristina y Raúl Alfonsín salvados por la suerte de un arma que no se dispara
A Cristina Fernández le pasó en la noche de este jueves y a Raúl Alfonsín en 1991, a ambos los salvó la suerte de que ambas armas usadas fallaron al momento de intentar dispararlos. La Vicepresidenta sufrió un ataque en la puerta de su casa en el barrio porteño de La Recoleta, y el ex Presidente, ya fallecido, lo sufrió en un acto partidario con más de 5.000 personas en San Nicolás.

Viernes, 2 de septiembre de 2022
Pasadas las 21 de este jueves, la puerta de entrada al edificio de Juncal y Uruguay, en el porteño barrio de Recoleta se vio conmocionada cuando un hombre de 35 años apunto directamente a la cara de Cristina Fernández y gatilló una Bersa 380 calibre 22. El disparo no se produjo. La Vicepresidenta salvó su vida de milagro en el primer atentado que sufre contra su persona.
Mientras que el 21 de febrero de 1991, en la localidad bonaerense de San Nicolás, Raúl Alfonsín daba un discurso cuando un estallido tapó su voz. Era la explosión de disparo cuyo plomo no salió por quedar trabado en el arma. Era el tercer intento de asesinato que sufría el presidente desde la vuelta a la democracia.
A Cristina Fernández este jueves y a Raúl Alfonsín en 1991 los salvó la suerte. Porque ni las fuerzas de seguridad que los custodiaban en ese momento ni los servicios de inteligencia pudieron prever la situación y evitar que se intentara atentar contra sus vidas.
Intento de Magnicidio en Recoleta
Fernando Andrés Sabag Montiel gatilló un arma que no llegó a disparar a centímetros de la cabeza de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y fue detenido anoche tras la intervención de los custodios de la funcionaria, mientras la pistola utilizada en el ataque fue hallada a metros del lugar y retenida para pericias. Se trata de una Bersa 380 calibre 22, algo antigua, que por fallas de funcionamiento no disparó el proyectil.
Intento de Magnicidio en San Nicolás
El 23 de febrero de 1991, el ex presidente argentino Raúl Alfonsín también salvó su vida gracias a que el revólver calibre 32 largo que disparó el ex gendarme Ismael Abdala, de 29 años, no disparó el plomo.
Ese día Alfonsín hablaba ante unas 5.000 personas en un acto en la localidad bonaerense de San Nicolás, Abdala se acercó al palco y apretó el gatillo varias veces. Pero el mecanismo del arma se atascó y no logró disparar ninguna bala. Un hombre de unos 70 años, Vicente Massisi, se echó encima de Abdala y le arrebató el arma. Y otros militantes radicales lo retuvieron y golpearon hasta que los encargados de la seguridad del acto lo entregaron a la Policía. No fue el operativo de seguridad ni el servicio de inteligencia, fue la suerte.
Este era el tercer intento de asesinato contra Alfonsín. El primero de ellos había sido frustrado el 19 de mayo de 1986, en el Comando del Tercer Cuerpo de Ejército, en Córdoba. A las 10.30, poco antes de la llegada del presidente, dos policías descubrieron un cable negro que asomaba de una alcantarilla, a pocos metros de donde Alfonsín dispararía un cañón como parte de la ceremonia. El cable llevaba a una bala de mortero calibre 120 mm, semienterrada, con 2,5 kilos de dinamita adosados a dos panes de trotyl de 450 gramos cada uno. El artefacto fue desactivado.
El segundo se había registrado a principios de octubre de 1989, cuando Alfonsín ya le había traspasado la banda presidencial a Carlos Menem. Una bomba de gran poder estalló en el edificio de Ayacucho al 100 en el que vivía provisoriamente y destruyó varios ambientes. La suerte lo salvó porque en la casa no había nadie.
Fuente: Chaco día por día