Sociedad Advierten que el fin de año hace aumentar los casos de "burnout" Los especialistas señalan que en el comienzo de la época de balances y reuniones se potencia el estrés, la tristeza y la depresión al comparar la situación ideal con la realidad. Falta de deseo sexual e insomnio, algunos síntomas. Siente que no da más, que su cabeza está por explotar, que el desgano le ganó y que su umbral de paciencia se desvaneció casi con la misma velocidad con que desapareció su motivación. Entonces, es probable que usted esté quemado. Pero lejos de ser una forma de decir, va acompañada de un síndrome que de no recibir la atención adecuada, puede ser muy peligroso. Se trata del burnout o síndrome de cerebro quemado. Aparece cuando la persona se ve inmersa en el estrés crónico y superada por diferentes situaciones, ya sea en el trabajo o en su vida personal, y termina por imposibilitar cualquier capacidad de respuesta y se potencia con cada fin de año.
Tras 12 meses de trabajo, las reuniones laborales continúan, incluso se multiplican porque como se hace individualmente, las empresas también realizan balances, el cansancio se acumula y se aceleran e incrementan los estados de intolerancia y ansiedad. "El fin de un año y sus balances trae, además de cerebros quemados, sentimiento de tristeza o depresión, ya que confronta al yo actual con el ideal y el producto de la comparación nos hace más o menos satisfechos. La ilusión del nuevo comienzo trae esperanzas de cambio, los adultos nos volvemos algo niños al experimentar como ellos la sensación de crecimiento, de etapa nueva por vivir, de lograr ser 'grandes', vale decir, exitosos o triunfadores", opina Harry Campos Cervera a Tiempo Argentino, psicoanalista de APA/IPA.
El filósofo Bernardo Nante, presidente de la Fundación Vocación Humana, explica que "en fin de año muere algo y nace otra cosa. Este es un pensamiento sabio de tiempos inmemoriables. Sin embargo, el hombre contemporáneo ha perdido el símbolo de lo vivo, y se queda con la parte de que todo termina. Esto sucede porque buscamos el éxito inmediato, que las cosas resulten y nos negamos a pensar en el fin de año porque es casi inevitable el balance y porque quizás no cumplimos lo que deseábamos". Para el filósofo una forma de enfrentar a nuestros "fantasmas" de fin de ciclo es trabajar introspectivamente. "A nuestra cultura le falta el valor de la introspección, y le escapamos al bulto a enfrentarnos a los fantasmas. Para combatirlo, podemos escribir un diario, llamar a un amigo con quien hace tiempo no hablamos, compartir lo que nos pasa, hacer meditación, trabajo espiritual. Uno se va a encontrar con cosas para trabajar, no como condena sino como oportunidad. El fin de año en vez de ser una muerte definitiva es una muerte para renacer."
EL CANSANCIO
"Me siento muy cansada. El trabajo, la familia, además siempre tengo que cumplir con otros. No sé si es por fin de año, creo que es la vida que siempre nos pide más", respondió Silvina Mendivile de 45 años, vecina de Palermo y empleada administrativa. Por su parte, Gabriel Birone, de 31 años y estudiante de ingeniería, destaca sentirse "sin pilas, sin ganas para nada. Siento que no me banco a nadie, creo que es por el mismo cansancio de todo el año."
Para Pablo Mouras, kiosquero de Lomas del Mirador "los fines de año siempre son iguales. Uno está muerto, y encima tenés las fiestas y el calor. No soy de replantearme demasiado, trato de mirar para adelante, pero los fines de año los podríamos saltear", dice el hombre de 57 años al mismo tiempo que lanza carcajadas.
CÓMO SABER SI ESTAMOS QUEMADOS
Según los expertos en medicina del estrés, son varias las manifestaciones que se presentan en las personas afectadas. Los síntomas comienzan en el plano emocional y poco a poco se van reflejando en el cuerpo. La fatiga, insomnio, los dolores de cabeza, la falta de deseo sexual o estado de tensión permanente, y comportamientos agresivos, son algunas de las señales. "Se trata de un cuadro de estrés crónico que por lo general se presenta con tres modificaciones notorias. Una es la desensibilización emocional, es decir, la persona no reacciona emocionalmente como lo hacía antes. Ya no se ríe con algo que antes le causaba gracia y lo mismo le ocurre para situaciones tristes en las que ya no experimenta tristeza. Otro gran cambio es la despersonalización. Esto significa que el sujeto se aleja del entorno, pierde el sentido de solidaridad y se muestra distante ante los problemas ajenos", explica Daniel López Rosetti, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés (SAMEs).
Las personas que comienzan a padecer el síndrome presentan también una sensación positiva en cuanto a sus logros personales, sienten que todo lo pueden. Sin embargo, según explica el especialista, al desarrollarse el síndrome, esta sensación no tarda en desvanecerse. En ese momento, la persona comienza a evaluarse de forma negativa, con vivencias de insuficiencia profesional y baja autoestima personal. Todos los síntomas (ver cuadro) van acompañados de sensaciones y somatizaciones emergentes comunes del estrés como la hipotensión, las palpitaciones y sudoración, alteraciones gástricas.
"Comúnmente se cree que se trata sólo de un trastorno mental y no se indaga en los inconvenientes orgánicos, y por lo general, cuando las personas llegan al consultorio, ya llegan enfermas", explicó Pablo Cólica, especialista en medicina interna, presidente honorario de la Asociación de Medicina del Estrés. El experto especificó que "determinadas sustancias químicas no deberían estar presentes, y se encuentran aumentadas por situaciones de estrés permanente produciendo neurotoxicidad sobre determinadas áreas cerebrales, y afectando distintas partes del organismo".
Pero, ¿por qué ciertas sustancias químicas permanecen segregándose? Resulta que cuando se percibe un hecho o acción como peligroso para nuestra integridad física o mental, o nuevo, ante la sensación de inseguridad o ante el enfrentamiento con circunstancias desconocidas, se provocan cambios emocionales que se manifiestan con inquietud, alerta, miedo y ansiedad para afrontar el agente "estresor": huida, o lucha.
Todo está listo para actuar de inmediato y cesar también inmediatamente después de la situación. Cuando los mecanismos del estrés continúan activados, porque no fue posible adaptarse o superar lo que desencadenó el proceso, todos los fenómenos normales que se habían activado para el momento de lucha comienzan a actuar contra los órganos y sistemas propios (estrés prolongado o crónico).
"El incremento permanente de adrenalina comenzará a provocar arritmias cardíacas, la constricción de las arterias, hipertensión arterial; la secreción incrementada de cortisol llevará a hiperglucemia (diabetes) por insulinoresistencia y a alteraciones en las grasas de la sangre. Finalmente también podrá deprimirse el sistema inmunológico y ser más vulnerable, así como también progresarán los fenómenos inmunoinflamatorios con incremento de enfermedades vasculares coronarias y cerebrales e inmunopatías alérgicas y autoinmunes", explicó Cólica. Además, las alteraciones ocasionan cambios orgánicos por lo que se producen cambios en neurotransmisores y neurohormonas que se traducen en alteraciones cognitivas.
Para Cólica, "lamentablemente, todo indica que el bournout segurirá en aumento. Creo que se debe al incremento de la conflictividad en la relación humana, y por condimentos tan graves como la flexibilidad laboral que no hace más que nutrir esta situación".
En términos generales, según los expertos, toda la patología relacionada con el estrés en el mundo globalizado ha aumentado y se debe principalmente al ritmo de vida, la aceleración y la falta de tiempo para el humor, el juego y la diversión. “Lo más importante para prevenir o revertir este trastorno es estar atento a los mensajes del cuerpo y nuestras sensaciones. Escucharnos”, aconsejó López Rosetti. “Si hay síntoma, algo sucede, debemos dejar de integrar la anormalidad, dejar de ignorarnos”.
Acoso laboral y consecuencas corporales
"La gente comienza a convivir con dolencias asociadas al burnout como la contractura de nuca, o la irritabilidad. Toman más, comen más, y se lo atribuye no a razones laborales, sino personales, muchos dirán 'soy nervioso/a', 'tengo un mal día', pero es muy probable que esa persona sufra a un jefe que no planifica bien el trabajo, que no reconoce los labores, o que otorga beneficios a unos y castiga a otros", detalló Elsa Wolfberg, presidenta del Capítulo de Psiquiatría Preventiva de la Asociación de Psiquiátras Argentinos (APSA).
"Debiera haber grupos de reflexión en los lugares de trabajo. Para hablar lo que pasa en el trabajo, si hay violencia, porque se puede pasar fácilmente del burnout al acoso."
El acoso laboral es un hostigamiento psicológico, por el que una persona sufre una violencia psicológica, de manera sistemática, cotidiana, durante un tiempo extenso y en ámbito de trabajo. También en este caso son variadísimas las expresiones, se puede apelar a difamar a la persona, a su dignidad, a reírse de alguna discapacidad, o de convicciones religiosas, estéticas, políticas, a ejercer abierta discriminación y exclusión en situaciones socio-laborales. También se puede desvalorizar la producción de manera constante y delante de otros compañeros, omitirle información que puede serle de utilidad, no reconocer los logros o atribuírselos a otros compañeros, agresiones verbales, ofertas sexuales, actitudes denigratorias. Estas situaciones generan consecuencias en el psiquismo de la víctima. Sin embargo, aun no existe una ley nacional que regule el acoso laboral.
Radiografía
Síntomas físicos: Tensión muscular a menudo, cefalea persistente, con frecuencia comenzando en la nuca y extendiéndose hacia adelante sobre la cabeza, migraña, erupciones cutáneas, sensación de tener un bulto en la garganta, diplopía y dificultad para enfocar los ojos.
Síntomas afectivos: Cambios de humor excesivos y rápidos, preocupación excesiva por cosas que no merecen la pena, incapacidad de sentir compasión por otras personas, interés excesivo por la salud física, introvertirse y soñar despierto, sensación de cansancio y falta de concentración, aumento de la irritabilidad y la angustia.
Síntomas de comportamiento: Indecisión y descontento injustificado, aumento del ausentismo y demora en recuperarse de accidentes y enfermedades, tendencia a sufrir accidentes, aumento del tabaquismo, consumo de alcohol, dependencia de drogas: tranquilizantes y somníferos.
Puesto en palabras
En 1974 Freudenberger detalló por primera vez el burnout como "una sensación de fracaso y una experiencia agotadora que resulta una sobrecarga por exigencias de energía, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador".
fuente: infonees
Sábado, 22 de noviembre de 2014
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